En la crisis del Gobierno tripartito, el primer secretario del PSOE, José Luís Rodríguez Zapatero, ha instado el presidente de la Generalitat, y a la vez del PSC, a aceptar la dimisión de Josep Lluís Carod Rovira como conseller en cap. Con esta iniciativa y la respuesta salomónica de Pasqual Maragall se ha podido crear una doble imagen negativa: para la opinión pública catalana, la supeditación de Maragall al PSOE, y para la española, la falta de autoridad de Zapatero, como no ha dejado de destacar el PP.
El PSC no es una federación regional más, sino un partido autónomo, federado y solidario con el PSOE. Si en otros tiempos podía ser necesario y positivo jugar con cierto equívoco en las relaciones entre los dos partidos, hoy, consolidada la unidad de los socialistas de Cataluña, los efectos -tanto para el PSC como para el PSOE- son todo lo contrario y cada vez lo serán más. Para que las iniciativas o las políticas de uno y otro partido sean mejor valoradas por la gente, ha llegado la hora de que los ciudadanos dejen de percibir supeditación allí donde solamente hay, o tiene que haber, solidaridad y estrategia común. Y si la percepción de los ciudadanos se mantiene negativa, hay que sacar la conclusión de que no son ellos los culpables.
– El País – Barcelona – 30/01/2004